Un verano en Trinidad a la altura de la Torre de Manaca Iznaga
Desde las alturas se disfruta también el verano. Y es que la torre Manaca Iznaga aparece en el itinerario de los vacacionistas nacionales y extranjeros que durante los meses de calor se deciden por el destino turístico Trinidad de Cuba.
El monumento que ha saltado de siglo en siglo, reconocido además como el mejor exponente de las torres vigías de la isla, despierta la curiosidad de quienes desde su cúspide, a 45 metros de altura, deleitan la vista con el Valle de los Ingenios, inscripto en la lista del Patrimonio Mundial.
De enero a junio la torre de Manaca Iznaga ha recaudado más de 21 mil 800 CUC y más de mil pesos en moneda nacional, cifra que espera incrementarse, pues en los meses de julio y agosto el turismo de la isla acude con mayor frecuencia al lugar.
La visita a la torre tiene como valor agregado las ruinas del antiguo ingenio azucarero San Alejo de Manaca, barracones de esclavos, la casa –hacienda, hoy una dependencia de Palmares y un mercado artesanal con variedad de ofertas.
Previo a los festejos por los 500 años de Trinidad el proceso de restauración le devolvió la seguridad de sus pisos de madera, de los 137 escalones, y barandales además, por primera vez fueron pintadas sus paredes exteriores.
La fortificación que ha resistido los embates del tiempo fue mandada a construir por Alejo María del Carmen Iznaga y Borrell en los albores del siglo XIX.
Versiones hablan de una apuesta entre Don Alejo y su hermano: el primero procurando la celebridad a costa de la altura de su torre y el segundo mediante la profundidad de su pozo.
Tomado de radiotrinidad.cu
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