Haciendas del Valle de los Ingenios: el milagro de la restauración
Aunque el tiempo dejó sus huellas en el entorno donde otrora se levantó una de las más prósperas producciones azucareras de Cuba en el siglo XIX, vuelven al Valle de los Ingenios los aires de esplendor: plantaciones cañeras, caminos recuperados y casas haciendas que se levantan más allá de sus ruinas como testigos de un pasado de opulencia y dolor. Para nada resulta una empresa sencilla: la extensa llanura de 253 km² albergó un modo de vida y de producción, reconocidos como Patrimonio de la Humanidad y que aún asoma en los cerca de 73 sitios arqueológicos industriales: casas de calderas, de purga, almacén, torres y pozos, represas y aljibes, casas de viviendas para amos y siervos, enfermería y cementerios, entre otros. Y aunque no está sola en este desafío, la Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios encara el mayor compromiso con la preservación de esta zona también con grandes valores paisajísticos. “Reconocemos, ilustra Norberto Carpio, director de la Oficina trinitaria, el impacto de las acciones que se desarrollan en el Valle, algunas resultan en apariencia menores como la reparación de un vial o la recuperación de un área productiva, pero desde el punto de vista visual, histórico, tienen igual magnitud” Y la acertada estrategia sustenta las líneas de acción para los próximos días: “En breve se iniciarán los trabajos de consolidación estructural del ingenio Buena Vista, cuyo financiamiento será aportado por el Ministerio del Turismo, con intereses importantes en esta región”
Levantada sobre una pequeña elevación, la vivienda se regodea en su primigenia opulencia de “gruesa mampostería (con) jardines circulares escalonados formando anfiteatro y provistos de agua para el riego», según consta en documentos históricos. Todos estos detalles deberán ser reconstruidos por los restauradores y técnicos de la Oficina trinitaria que revisan antiguos pliegos, examinan imágenes y asumen el reto entonces de devolverle el soplo de vida al sitio Jesús Nazareno de Buena Vista, conformado por la casa de vivienda, los jardines, dos accesorias, el barracón de esclavos y el área industrial. “En la actualidad, explica Carpio Calzada, solo queda en pie la casa de vivienda y las accesorias, restos de lo que fue la terraza de los jardines y, según fuentes orales, el cementerio de los esclavos. La vivienda actualmente se encuentra en gran estado de deterioro, por suerte las intervenciones son mínimas, con materiales totalmente reversibles”. Ruinas que se levantan. La celebración del medio milenio llevó hasta la legendaria llanura los aires de renovación que beneficiaron las haciendas Guaimaro y San Isidro de los Destiladeros, aunque en ambos sitios continuará el rescate de los elementos del proceso fabril que hicieron famosa la región durante los años de la colonia. En la antigua casona propiedad delmarqués José Mariano Borrell y Padrón concluyó la primera etapa de un proyecto que la convertirá en Centro de Interpretación del Patrimonio Industrial del Valle de los Ingenios con rehabilitación de las cubiertas y el rescate de las pinturas murales. Víctor Echenagusía, especialista de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad, se entusiasma con el avance de las labores y el esplendor que recobra la mansión: “Esta es una típica casa hacienda del siglo XIX, enclavada en un sitio maravillosos, que en su época alcanzó un gran desarrollo azucarero con la explotación de la mano de obra esclava”. Artífice del proyecto museológico para el Centro de Interpretación del Azúcar y del Patrimonio Industrial del Valle de los Ingenios, Echenagusía explicó que en la actualidad se negocia la adquisición de la cubierta para una edificación donde antes radicaron el almacén y la herrería. También se labora en las ruinas arqueológicas de la industria azucarera de ese ingenio, que incluye un pequeño cementerio. “Todo este conjunto formará parte del Centro de Interpretación del Azúcar, incluyendo 13 casas típicas pertenecientes a campesinos del lugar, así como el paisaje natural y cultural de esa zona”. Pero los expertos de la Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios acarician proyectos mucho más ambiciosos como la denominada Ruta del Azúcar, que unirá los sitios más significativos que una vez poblaron la llanura y forjaron la leyenda de fortunas trinitarias durante la primera mitad del siglo XIX. Y a solo 10 kilómetros de la ciudad, San Isidro de los Destiladeros despierta del letargo al que fue condenado durante varios años; el más famoso sitio del Valle de los Ingenios comienza a mostrar su pasado de gloria y hoypuede admirarse la torre campanario tras el milagro de la restauración, que ha incluido la cimentación de la estructura, la restitución del acceso por la escalera y los trabajos en la cúpula.
Hoy funciona como un sitio interactivo que recibe al visitante interesado no solo en conocer sobre las ruinas arqueológicas, también sobre el proceso de producción de azúcar y el modo de vida de una época de luz para la tercera villa cubana “Este año, precisa el director de la Oficina trinitaria, pretendemos concentrarnos en los vestigios de todo el sistema hidráulico, comenzaremos por la micro-presa, que en su tiempo llevaba las aguas por derivación hasta el área fabril” Según los estudiosos del patrimonio industrial, este sistema fue construido a base de gruesos muros y contrafuertes de cantería, cuya vital función sería represar y encausar las aguas del arroyuelo que alimentara todo el proceso fabril. La forma de su construcción, su robusta estructura, y el ingenioso sistema, resultan comparables, a nivel de su contexto criollo, con los más célebres sistemas hidráulicos de las culturas clásicas europeas. Aún cuando en el área doméstica las acciones de rehabilitación se han limitado apenas a la consolidación de los muros, el master Dusnel Zerquera Amador, del equipo asesor de la Oficina, mira con optimismo el futuro del más famoso sitio en la llanura: “Contamos con un nivel de documentación suficiente para rescatar el inmueble, que demandará por supuesto un financiamiento considerable, pero no renunciaremos al sueño de redimir todo el linaje que atesora este sitio” San Isidro de los Destiladeros constituye también un área importante para el estudio de la Arqueología en Cuba, con importantes hallazgos en las áreas del antiguo ingenio, como las casas de caldera, paila y purga, la destilería y el tren jamaiquino, además de las viviendas de los esclavos.
Tomado de Radio Trinidad Digital
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